Tapón de rosca en el vino: 5 razones poderosas para dejar atrás el corcho
Cuando pensamos en vino, ¿qué imagen viene a nuestra mente? Seguramente una copa tintineante, tal vez un viñedo bucólico… y, sin duda, esa icónica ceremonia de sacar el corcho. ¡Ah, el corcho! Ese trocito de árbol que, para muchos, es casi tan esencial como el vino que guarda. Pero, ¡detente ahí! ¿Qué pasa con el tapón de rosca en el vino? ¿Ese pequeño, y a menudo subestimado, compañero de batalla del vino? Hoy vengo a romper (¡o desenroscar!) algunos mitos y a comparar estas dos formas de sellar el elixir de los dioses: el corcho y el tapón de rosca en el vino. Prepárate para un viaje que combina la historia, la ciencia y, por supuesto, un toque de humor.
El tapón de rosca en el vino: ¿un vino de segunda?
Si hay algo que divide a los amantes del vino más que la eterna discusión entre «vino tinto o vino blanco», es la cuestión del tapón. Y, por algún motivo, el pobre tapón de rosca en el vino siempre ha tenido mala reputación. Se le ha etiquetado como «barato», «inferior» o incluso como el «pariente pobre del corcho». ¡Pero no nos adelantemos! Como todo en la vida (y en el vino), la realidad es mucho más compleja.
El tapón de rosca en el vino comenzó a hacerse popular en la década de los 60, especialmente en regiones vinícolas como Australia y Nueva Zelanda. Y aquí va la primera bomba: los tapones de rosca en el vino no son sinónimo de vinos de baja calidad. De hecho, muchas bodegas de renombre han comenzado a usar este tipo de cierre para asegurar que el vino llegue a la mesa exactamente como lo concibieron.
Vinos con corcho: ¿son siempre mejores?
El corcho, por su parte, es un material natural, extraído de la corteza del alcornoque, y ha sido la opción preferida para sellar vinos desde tiempos inmemoriales. Hay algo indudablemente romántico en oír el «pop» de un corcho al salir de la botella, ese sonido que para muchos es sinónimo de calidad. Pero… ¿es realmente el corcho el mejor guardián del vino?
La respuesta corta: depende. Si bien el corcho permite una microoxigenación (una leve entrada de aire que puede ayudar al envejecimiento de ciertos vinos), también puede ser el causante del temido «vino picado» o «cork taint», una imperfección que afecta hasta al 5% de los vinos embotellados con corcho. Así que, a riesgo de romper corazones, no siempre es la opción más segura para preservar la calidad del vino. Además, en términos de sostenibilidad, el tapón de rosca en el vino tiene una clara ventaja, pero ¡eso lo veremos más adelante!
Mito #1: Los tapones de rosca en el vino son para vinos baratos
Este mito es uno de los más arraigados, pero la verdad es que algunos de los vinos más prestigiosos del mundo se sellan con tapón de rosca en el vino. Especialmente en lugares como Australia y Nueva Zelanda, donde el tapón de rosca en el vino es casi universal, no tiene nada que ver con la calidad del vino, sino con el estilo de conservación que se busca. ¿Sabías que los vinos blancos y rosados, especialmente aquellos que no están pensados para largos envejecimientos, pueden beneficiarse mucho del tapón de rosca en el vino? No hay nada de barato en querer que tu vino llegue en perfecto estado a tu copa.
Mito #2: El corcho es imprescindible para el envejecimiento del vino
Es cierto que durante siglos se ha pensado que el corcho es la mejor opción para los vinos que se guardan durante años en bodegas oscuras y frescas. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que algunos vinos pueden envejecer igual de bien, o incluso mejor, con un tapón de rosca en el vino. Sí, has leído bien: el vino blanco envejece perfectamente bajo un tapón de rosca en el vino.
El tapón de rosca en el vino sella la botella herméticamente, lo que significa que no hay riesgo de oxidación prematura, algo que puede ser desastroso para algunos vinos. En cambio, el corcho permite una pequeña cantidad de aire. A veces, esta característica es beneficiosa. Sin embargo, en otras ocasiones, puede arruinar el vino. ¡Adivina qué tipo de vino es más susceptible a sufrir con este oxígeno no deseado! Exacto, el vino blanco. Así que la próxima vez que quieras almacenar tu Sauvignon Blanc favorito, no te preocupes si tiene un tapón de rosca en el vino. Puede envejecer tan bien como tú… o mejor.
Mito #3: El tapón de rosca en el vino no es sostenible
El tapón de corcho es un material natural y renovable, lo que le da una cierta ventaja sobre su competidor metálico. Sin embargo, el corcho no es tan sostenible como podríamos pensar. La demanda de corcho es tan alta que a veces se fuerza la recolección antes de que los árboles estén listos. Además, la producción y el transporte del corcho dejan una huella de carbono considerable.
El tapón de rosca en el vino, por otro lado, se fabrica con aluminio, un material reciclable. Aunque su producción inicial puede ser más costosa energéticamente, su capacidad de ser reciclado muchas veces lo convierte en una opción más ecológica a largo plazo. Así que, si te preocupa el planeta, no tienes que sentirte culpable por disfrutar de un vino con tapón de rosca en el vino. ¡El medio ambiente también te lo agradece!
¿Y qué pasa con la ceremonia?
Este punto es uno de los que más divide a los puristas del vino. El ritual de descorchar una botella de vino es, sin duda, algo especial. Pero… ¿no es igualmente satisfactorio escuchar ese «click» cuando giras el tapón de rosca en el vino? Vale, quizás no sea tan elegante, pero cuando estás en una cena al aire libre o en un picnic, la practicidad del tapón de rosca en el vino gana puntos. Y seamos sinceros: ¡cuántas veces hemos roto un corcho y hemos terminado con trocitos flotando en el vino!
El veredicto: ¿Cuál es mejor?
Bueno, la verdad es que no hay una respuesta única. Todo depende del tipo de vino, su intención y tu gusto personal. Si eres un romántico empedernido, el corcho siempre tendrá un lugar especial en tu corazón (y en tus botellas). Pero si buscas practicidad, consistencia y menos riesgo de «vino picado», el tapón de rosca en el vino puede ser tu mejor amigo.
Lo más importante es recordar que el tipo de tapón no es un indicador directo de la calidad del vino. Ya sea un Borgoña con un tapón de rosca en el vino o un Cabernet con corcho, lo esencial es que disfrutes de cada sorbo. Y, por supuesto, ¡que no se te suba demasiado a la cabeza! Porque, al final, lo importante no es cómo se cierra la botella, sino cómo la disfrutas cuando la abres.
Y tú, ¿con qué equipo te quedas?
Ahora que hemos desenroscado (literal y figuradamente) los mitos sobre el tapón de rosca en el vino y el corcho, ¡queremos saber tu opinión! ¿Prefieres la tradición del corcho o la modernidad del tapón de rosca en el vino? Déjanos un comentario abajo y no olvides seguirnos en nuestras redes sociales para más debates vinícolas, catas virtuales y mucho más. ¡Nos vemos entre copas!
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