Guía de supervivencia en bodega para el bodeguero novato
¿Es tu primera vez en una bodega? ¡Enhorabuena! Por fin dejarás el laboratorio y los apuntes para enfrentarte cara a cara con la uva. Aquí es donde empieza lo bueno: jornadas maratonianas, litros de mosto, y el inconfundible olor que te acompañará durante meses.
Pero, ¿estás preparado? Tranquilo, que con esta guía de supervivencia en bodega no solo sobrevivirás, sino que incluso disfrutarás (a ratos) en tu camino hacia la excelencia, sentadito tras una mesa haciendo números como un buen enólogo y dándote tus paseítos probando las distintas cubas mientras el resto de marines se manchan las manos de rojo tinto.
¿Listo para convertirte en un marine de la vendimia? Aquí van los mandamientos de la bodega:
La ropa: prepara tu armadura
Olvídate de tu armario bonito, porque todo va a acabar hecho un desastre. Los vaqueros baratos serán tus mejores aliados. Compra al menos cuatro y no te encariñes, porque acabarán en la basura tras reventarles las trabillas llevando llaves de mangueras, tras meses de salpicaduras de mosto y de limpieza compulsiva. Las camisetas oscuras camuflarán la roña diaria (tu nuevo look casual).
No olvides el chubasquero, pues vas a mojarte a diario. La limpieza es un “must” (jeje) en la bodega para evitar contaminaciones indeseadas y evitar que os quedéis todos pegados al suelo como moscas. Algunos dias, creeme, no sabrás si tienes botas o dos piscinas en los pies. Si puedes apañarte un chubasquero oscuro mejor (así evitarás comentarios jocosos de los veteranos… No querrás ir vestido como el niño de It).
Ah, y tus pies… Las botas de seguridad son sagradas. Entre toros elevadores, bombas y mangueras largas como la muralla china y pesadas como tu suegra, vas a necesitar que tus dedos sobrevivan intactos. Protégete y mantente íntegro, o puede que tengas que seguir arrimando el hombro con cojera: La uva no espera a nadie, y menos a un soldado patoso.
Consejo extra: lleva calcetines para una semana completa, porque las oportunidades para hacer colada serán raras y valiosas.
La llave mágica y la linterna
Hazte con una llave de manguera lo antes posible.
Es el objeto más preciado de la bodega, y no querrás ser «el novato sin llave». Pero ojo, si tiene dueño, respeta las jerarquías.
Además, una linterna impermeable puede ser tu mejor amiga en esos rincones oscuros donde hasta el mosto parece asustado.
Gánate a la tropa
Aquí no importa que tengas títulos y prácticas en el currículum: en la bodega eres el nuevo. Caer bien a todo el mundo es cosa de psicópatas, pero intenta hacerte querer. Aprende los nombres de todos, saluda, da las gracias y demuestra que estás dispuesto a currar como el que más. Humildad y compañerismo te llevarán lejos. Los veteranos tienen años de experiencia y un oído capaz de detectar cuándo la estrujadora necesita cariño.
Así que abre los ojos y oídos, cierra un poco más la boca, y arrima el hombro como el que más. Verás como cuando termine todo habrás hecho amistades duraderas y te llevarás una experiencia inolvidable.
Si no lo sabes, pregunta
Dos reglas de oro:
Si no recuerdas bien a qué temperatura tenías que poner qué fermentador, a qué programa tenías que poner la prensa, o qué tipo de Fermaid tenías que añadir, pregunta. Meter la pata aquí puede costar miles de euros y muchos disgustos.
Si algo no te parece seguro, plántate. Que algo «siempre se haya hecho así» no significa que sea correcto. Hazme caso, entrar a rociar con sosa cáustica en pantalón corto y camiseta el interior de un depósito no más alto que tú, sin supervisión y con la misma vía de escapatoria que el líquido aplicado no fue una buena idea. La cara roja del cabreo te puede durar un dia o dos, las marcas de quemaduras en la piel te acompañarán toda la vida
Localiza la máquina de café
El café será tu motor. Prepárate para jornadas de 12 horas donde la cafeína será tu mejor amiga. Lleva chocolate, golosinas o cualquier extra de azúcar para mantener el ánimo en alto cuando el cansancio intente vencerte.
Liderazgo con humildad
Si te han dado responsabilidades, recuerda que ser jefe no significa ser un tirano. Respeta la experiencia de los demás y muestra tu disposición a ayudar. Liderar no es hacerlo todo tú, pero tampoco es dar órdenes sin moverte de la silla. Encuentra el equilibrio.
Aprende el idioma del vino
Si vas a trabajar en una bodega en el extranjero, prepárate. Aprende términos básicos del idioma local para no parecer perdido. ¿Vas a Oporto? Un poco de portugués. ¿Alsacia? Francés o alemán. Media hora diaria de estudio antes de tu viaje puede salvarte de mil malentendidos.
Cuida tus manos
Los taninos serán los culpables de que tus manos parezcan sacadas de una película gore. Durante la vendimia, tus dedos se teñirán con manchas oscuras imposibles de borrar. Pero no te preocupes, porque al final estas marcas serán tu medalla de honor, la prueba de que has pasado la prueba de fuego.
En las catas de cierre, te juntarás con otros «perros apaleados» de distintas bodegas, y todos luciréis esas manos como trofeos.
Eso sí, no las descuides por completo. Usa cremas hidratantes y evita la tentación de intentar limpiarte con ácido tartárico (¡escuece como mil demonios!). Tus manos te lo agradecerán, y tendrás menos aspecto de extra en una película de terror.
Primera vendimia superada (Y a qué precio…)
¡Y ahí lo tienes! Con esta guía de supervivencia en bodega, sobrevivirás (y puede que hasta triunfes) en tu primera temporada en una bodega. La vendimia es dura, pero también tiene su encanto: crear algo tan sublime como el vino desde cero es una experiencia que no olvidarás jamás.
Y tú, veterano o novato, ¿Qué añadirías a esta guía de supervivencia en bodega? ¡Deja tu comentario y cuéntanos tus batallas en la bodega! No olvides seguirnos para más consejos.
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Autor
virvercas@gmail.com
