Ciclo de la vid: la historia, la leyenda
Nacer, crecer, reproducirse y morir; es ley de vida que impera en la naturaleza. Sin embargo, de las cenizas renace cual ave fénix, año tras año, para proveernos nuevamente de la dulce materia prima con la cual elaboramos nuestra deliciosa bebida de los dioses: el vino.
Perdonadme, que me he emocionado. Quizás aún haya algo de alcohol de los vinos del almuerzo en mi sistema.
Hablábamos de el ciclo de la vid, ¿cómo no? Y en esta ocasión, vamos a explorar la historia de cómo se alza y cae, año tras año, dejando atrás su recuerdo en forma de añada. Preparados o no, allá vamos.
Brotación
¿Cuándo? En marzo, con el comienzo de la primavera.
La vid sale de su sueño. Se ha pegado todo el invierno durmiendo cual oso, pero con el calorcito del sol, la temperatura del suelo y de sus raíces aumenta. Este calentamiento en sus pies la incomoda. Son las cosquillas del sol las que hacen que salga de su letargo, y esta llora. Llora, con lágrimas de cocodrilo la sabia que bombea por su xilema, y que cae a través de los cortes vendimia, practicados por los expertos podadores, uno o dos meses antes.
Más temprano, o más tarde, nadie quiere podar en Marzo.
– Refrán francés
Una vez se despereza, la vid comienza a hinchar sus yemas, que contienen los planos de todos los órganos verdes que desarrollará: pámpanos, hojas, zarcillos y racimos. Hablaremos de todas estas estructuras con mayor detenimiento en futuras publicaciones.
Foliación
¿Cuándo? En abril y mayo.
Continúa el ciclo de la vid: Los pámpanos, término usado para referirse a las ramas verdes de la vid, comienzan a crecer. En sus nudos se desarrollan en resto de órganos de la planta. Pero claro, first things first, la planta no puede depender indefinidamente de sus reservas acumuladas. Necesita crear su alimento lo antes posible, por lo que lo primero que desarrolla son sus hojas, las fábricas de alimento de la planta.
En todas las partes verdes de la planta se da la fotosíntesis, el proceso mediante el cual la planta produce glucosa y oxígeno a partir del dióxido de carbono presente en la atmósfera con la ayuda del sol. No obstante, es en las hojas donde este proceso se realiza de forma intensiva.
Floración
¿Cuándo? Finales de mayo y principios de junio
A estas alturas, la vid está bien lozana, en pleno esplendor, lista para comenzar a preocuparse por otras cuestiones. “¿Cuándo vas a tener hijos?”, le preguntan sus vecinas cotillas. Es aquí cuando, dominada por la presión social, la vid comienza a desarrollar sus racimos.
La vid es una planta hermafrodita, es decir, que sus flores están formadas tanto por una parte masculina como una femenina. De la polinización se encarga el viento, lo que se conoce como anemofilia. Es este el agente encargado del transporte del material genético desde las anteras hasta el gineceo, donde los óvulos (futuras semillas) alojados en el ovario (futuras uvas) serán fecundados.
¿Alguna vez os habéis fijado en ese puntito, ese lunar, que tienen las uvas justo en el lado opuesto a donde tienen el rabito? Pues ese es el antiguo estigma, el lugar donde el gineceo recoge el polen.
Históricamente, la fecha de floración ha servido para estimar cuándo se realizaría la vendimia. Son aproximadamente 110 días los que transcurren entre ambas etapas, si bien es verdad que la fecha exacta se decide en función de otras consideraciones, siendo la principal el grado de maduración de la uva.
Fecundación y fructificación
¿Cuándo? Hacia finales de junio y principios de julio.
Aunque ya hemos adelantado bastante información al respecto, diremos que es el momento en el que el 50% de los botones florales han sido fecundados. Las anteras se desvanecen, se hincha el gineceo, y poco a poco se desarrollan para formar las uvas.
En sus inicios, este crecimiento se desarrolla mediante la multiplicación celular, siendo las uvas de color verde, con una alta concentración de ácidos y un bajo contenido en azúcar.
Envero
¿Cuándo? De julio a agosto.
Es un momento mágico, en el cual la vid cambia el chip, y en lugar de aumentar el número de células de sus uvas aumenta el volumen de las mismas, mejorando sus características –desde nuestro punto de vista, claro-.
Los racimos experimentarán un cambio en su coloración: en variedades de uva tinta, pasarán del verde a un rojo, o negro, más o menos intenso; mientras que, en variedades blancas, tornarán del verde a un color amarillento o dorado.
Maduración y Vendimia
¿Cuándo? En agosto y septiembre
¡El ciclo de la vid continúa! ¡Las vides están ya listas para ser padres! Sus frutos son dulces manjares atractivos para los animales que, al comerlos, dispersarán las semillas en sus viajes para beneficio de la especie –lo que se llama zoocoria-, ¡conquistando la vid nuevas tierras y extendiéndose por el mundo! Bueno, eso a nosotros como que nos da más igual, a mi dame la uva, que la estrujo para hacer vino. Y precisamente por esto, la maduración de la uva es señal inequívoca de que la vendimia ya está aquí.
Los frutos serán recolectados por personas o por máquinas. Todos los esfuerzos que ha hecho la planta por propagar sus genes habrán sido en vano, puesto que nosotros, viles seres humanos, los aprovecharemos para saciar nuestra sed (o nuestro apetito, en el caso de que sean uvas de mesa).
En este momento en que la planta madura sus frutos también se produce una parte crucial para su supervivencia: el agostamiento. Los pámpanos, antes verdes y en crecimiento, se lignifican, adquiriendo una coloración marrón y adoptando un nuevo nombre: sarmientos. Estos van a actuar ahora como almacenes de almidón, que la planta utilizará como fuente de energía durante todo el tiempo que se encuentre sin hojas.
En cualquier caso, la planta ya ha cumplido, y es hora para ella de descansar, entrando así en la última fase de su ciclo, con lo cual el ciclo de la vid, ¿termina? Pues no, aún queda más.
Parada
¿Cuándo? Noviembre
Llega el otoño. Como buena planta caducifolia, la vid va a perder sus hojas, dejando el viñedo “pelado”. A estas alturas, la planta ya ha acumulado suficientes reservas en su cuerpo en forma de savia. Tal como decíamos al principio, igual que un oso que acumula grasa para pasar dormido la mayor parte del año, la vid va a entrar en un periodo de dormición.
Su crecimiento se detendrá, así como cualquier actividad biológica que podamos observar, reduciéndose hasta niveles mínimos necesarios para mantenerse viva. Esta dormición se activa a dos niveles: por el ambiente, lo que se conoce como ecodormición; y a nivel hormonal, lo que se conoce como endodormición. De esta forma se asegura la planta de no despertarse prematuramente por unos días de calor inusuales en mitad del inverno. Además, nos parece interesante señalar que sus células aumentan su resistencia al frío desde los -5 °C hasta los -17 °C.
Visita nuestra entrada especifica sobre La parada aquí.
A partir de aquí solo queda esperar a la llegada del calor primaveral para que la planta vuelva a despertar.
¿Te ha gustado leer El ciclo de la vid y quieres echarnos una mano? ¡Perfecto! La forma más fácil de apoyarnos es compartiendo este blog con toda la gente a la que quieres (y, oye, con los que te caen mal también… ya sabes, ¡que hablen, aunque sea mal!). Así, todos sabrán que eres una persona con buen gusto y sentido del humor, ¡y nosotros seguiremos descorchando más contenido para ti! 🍷
Y si además quieres ir un paso más allá y ser un auténtico Wine Lover, ¿qué te parece invitarnos a un vinito? Con un simple clic en nuestro enlace de Buy Me a Coffee, puedes ayudarnos a seguir descorchando ideas y mucho más humor vinícola. ¡Gracias por tu apoyo, y recuerda, juntos siempre brindamos mejor! 🥂
NUESTRAS REDES SOCIALES
¡Únete a nuestro boletín quincenal y mantente al día con lo mejor del mundo del vino! 🍷
Y de regalo, llévate nuestra guía para hacer una cata de vinos en casa, con recomendaciones de vinos low cost y una ficha de cata descargable. ✨
¡Suscríbete ahora!